Tu voz desencadena un terremoto en mis sentidos.
El sonido y el misterio son un elixir dulce y adictivo.
Intento no escucharte, ni hablarte, ni creerte,
así como intento escalar una montaña infinita.
Sos un fantasma permanente e itinerante.
Has viajado en el mundo, en el tiempo y en mi mente.
Rondas sobre mis hombros tan cerca,
que al rato me duele tu distancia.
Aprendí a manejar los hilos de esta madeja,
que se enreda y desenreda, día tras día.
En tu vida,
y en la mía.
UN HOMBRE EN LA COMUNIDAD: EL LEGADO DE JORGE CASARETTO
Hace 1 semana
Me gustó mucho claudia!!Seguí publicando...
ResponderEliminarLindo amiga, lindo como vos.
ResponderEliminarBeso