lunes, 16 de agosto de 2010

La abuela, el duende y mi jardín

Hace un tiempo escribí un relato fantástico, donde contaba que además de escuchar los cuentos mas tenebrosos del universo, descubría los verdaderos poderes de mi abuela María.
Recuerdo muchos instantes y vivencias de esta extraordinaria mujercita, todas muy humanas y racionales, pero de una manera o de otra , termino viendola siempre envuelta en un elegante manto mágico . Vuelvo al cuento y no logro encontrar de donde partió mi imaginación , porque la historia del duende con el paso del tiempo la siento cada vez mas real.
Mi adorada abuela María ,tenia unas manos pequeñas con dedos largos y uñas permanentemente pintadas, igual que las mías . Con esas manitos , dominaba además de un rulo impertinente, lanas, hilos , tijeras , pinceles , dibujos , flores , animales y hasta insectos . Eran simplemente mágicas . Yo trato de imitar el sugestivo gesto con el pelo, pero no logro que me salga igual.
Uno de los recuerdos grabados en mi corazón, era cuando mi abuela María hablaba con aquella lagartija. Y no era broma, llegaba la tarde caminaba hacia la cueva y esperaba. Al rato salía aquel bicho finito, verde y largo , despacito y con cuidado hasta alcanzar los dedos de mi abuela María que enseguida comenzaban a acariciarla.
Lo mismo hacia con los sapos o las ranas , nunca supe distinguir si eran nenas o varones. Antes en la Floresta habían muchas de estas mascotas. Ahora mis hijas ven un sapo y salen corriendo como si fuera un león.
Yo sospecho que los duendes eran reales. Sino me lo creí profundamente en aquellos tiempos...
El jardin de la esquina era , en ese entonces, realmente enorme. Y en ese pedazo de tierra ondulado, habia en el centro un cantero bordeado de pinos y lleno de plantas.
Era un cantero raro, convengamos que los canteros no estan rodeados de árboles tan largos que casi llegan al cielo.
Recuerdo aquella tarde en que apareció la luna y le habló... yo senti que abuela Maria le juraba algo en silencio, y charlaban algo muy complicado. Igual no sacaba sus ojos de los mios ni se le borraba un centimetro de sonrisa.
La piedra que corrimos en el cantero ,luego que nos visitó la luna, está hoy en el fondo de la Floresta. Aún no sé que hacer con ella. Creo que espero que sirva de puerta , algún otro dia, y pueda llevar a las mellizas o a mis nietos a una cena , con estos...entrañables amigos.
Cuantos tipos de duendes se imaginan que existen ? Yo crei que eran todos enanitos narigones, con grandes gorros, tipo los amigos de Blancanieves, pero me equivoqué. Como mi abuela Maria no me contó antes de estos amigos ? eran alucinantes o divertidas alucinaciones.
Siento el sabor de aquella sopa deliciosa , la música de las chicharras invitaba a bailar , y los dragones climatizaban el ambiente ... fue una velada inolvidable.
Mi abuela Maria medía poco mas de un metro , era muy chiquita, pero igual tuvo que tomarse aquella pócima... la altura sugerida para entrar en la casa de los duendes ,son 15 centímetros .
La extraño mucho, sobre todo poder verla. Siempre la siento a mi lado, guiándome con su magia y con su luz. Ahora no me lleva a cenar con los duendes , pero me mostró como era pintar y a través de mis manos ella crea unos cuadros que sanan corazones. Ya no me comprime a centímetros, ahora me hace gigante para que vea a mis hijas casi desde el cielo, y entonces sepa donde estan ,que hacen y como ayudarlas si me necesitan. Lo que sigue en su lugar es la luna, aquella luna que aparecía en las tardecitas en la Floresta para hablar con mi abuela Maria. Se aparece a la misma hora , en punto la ves sobre aquella esquina que ya no tiene los pinos ni el cantero, pero si un encanto que solo estando allí, parada mirándola, podes entender de que te hablo. No importa si es verano o invierno, pero cuando pasamos por ahí , con las nenas , mamá o quien venga colgado del brazo, miramos al cielo para saludarla. También a los duendes , a mi amada abuela Maria y otros corazones que bailan con ellos en cada atardacer.

2 comentarios:

  1. Lindo, emotivo y lleno de amor. Ya veo de dónde traés tanto encanto en tu corazón.
    Besitos

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Siento el canto de la sirenas que dicen...