Resuenan en
techos plateados
ejercitos de piedras
entonando la retirada
de mi mundo
de esta calle
de tu rincón.
Repican sobre
paraguas nocturnos,
gotas aletargadas
dibujando
tu rostro lejano,
inasequible.
Retumban con
truenos agudos,
mis gritos inconclusos
mis plegarias de soledad.
Reviven soles estrindetes
gritando a destellos
tu regreso
penitente
efusivo
ilusionado.
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Siento el canto de la sirenas que dicen...