Conocí a Tati a través de mi prima Paola, es una adorada y luchadora mujer que al minuto de conocernos nos adoptamos mutuamente. Tiene un taller que transformará en hogar, mientras construye un lugar especial arriba de su casa como espacio de encuentro. Trabaja con niños y se le nota su amor por ellos solo con escucharla hablarles . Le gustaban mis trabajos y según ella también "mi buena energía", así que me propuso dar un curso o taller para adultos sobre la técnica que usaba en mis obras.
Y en medio de aquel lugar lleno de tachitos, dibujos y pinturas para manos llenas de imaginación , nos juntamos unas seis mujeres para crear con texturas, mientras saboreamos un rico cafesito realizado por al dueña de casa , acompañado con alguna dulzura.
Al principio me costó dar el primer paso. Con mi sentido de la persecución y siempre creyendo que como no fui a Bellas Artes, mis trabajos no tienen el valor que se merecen, creí que no podría ayudar a crear a quienes tuvieran ganar de realizar una terapia grupal trabajando con las manos.
Pero al final con ansiedad, comenzamos . Como suele pasar , ese primer día me lo imaginé de muchas maneras, me repito varias veces que todo saldrá bien , no me gustaría decepcionar a quienes vienen con determinadas expectativas . Luego cuando llega el momento, todo es diferente, porque el clima depende también de la actitud que tengan sus participantes.
Por suerte se armó un lindo grupo, nos divertimos , nos reímos y además cada una tiene la ilusión de terminar un cuadro en cuatro clases. Luego veremos si tienen ganas de seguir los martes, o algunos días, o hacer un taller cada tanto ... no se , creo que iremos acompañando lo que las chicas tengan ganas de hacer.
Me siento feliz, es un nuevo logro, diferente, me permite compartir lo que he aprendido sola en el correr de estos seis o siete años y esforzarme para transmitirlo de la mejor manera.
En casa acompañaron esta nueva etapa, tan es así, que me van ayudar a acondicionar el garage como siempre quise, dejándolo casi como mi propio taller. Digo "casi" porque debo compartir el lugar con mi auto.
Ahora solo queda concluir este taller y quienes participan queden conformes, nosotros le ponemos todo el cariño y la dedicación que está a nuestro alcance.
Le agradezco a Tati por incentivarme a lanzarme en esta experiencia, le agradezco a mis "alumnas" por la buena onda , la confianza con la que escuchan y realizan los trabajos, a mi familia por acompañarme y sobre todo a la vida por permitirme saborear estas experiencias libremente , permitiéndome crecer cada día más como persona y si se quiere también como artista.
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Siento el canto de la sirenas que dicen...