sábado, 4 de julio de 2009

mi version "azul " de Mi primer concierto de Felisberto Hernandez

Yo había corrido la silla un poco hacia los agudos para estar más cómodo; y las primeras notas empezaron a caer como gotas al principio de una lluvia. Estaba seguro de que aquella pieza no iba peor que las anteriores. Pero de pronto sentí en la sala murmullos y hasta creí haber oído risas. Empecé a contraerme como un gusano, a desconfiar de mis medios y a entorpecerlos. También creí haber visto moverse una sombra alargada sobre el piso del escenario, hasta que unos ruidos no muy comunes guiaron mis ojos hasta la sombra escurridiza. Apunte mi vista hacia el angulo izquierdo...quede atonito, habia un gato en mi escenario.
Respire hondo, asumi que el motivo del desorden era mas llamativo de lo que yo creia, trate de ignorarlo , mire al director y con un gesto le pedi que siguiera con el concierto.
Me concentre en mi piano, en mis dedos , en las notas, en la partitura , en los musicos a mi alrededor e intente seguir con al pieza como si nada , pero el ambiente estaba demasiado viciado de sonidos molestos . El gato se paseaba de un lado a otro del escenario, desfilando ante 150 personas que festejaban su andar de tal manera que perforaban mi cerebro.
En el entrevero de notas y miradas , el gato y el caballo de Lans jugaban carreras para ver quien de los dos llegaba antes a mi piano , por suerte o por desgracia alguna risa me devolvia nuevamente al instante del inicio , mis dedos estaban lejos de esta realidad, no pararon un segundo .
La melodia de David Lans era formidable , tenia tanta fuerza, tanta energia, era tan vigorosa que se podia escuchar el galope de ese caballo frenetico , que cada tanto descansaba solo para darle mas rienda suelta a su carrera contra el viento.
En el momento mas alto de la melodia, el gato se deslizò hasta mis piernas y jugando con los cordones de mis zapatos, ronroneaba al compas de los agudos.
EL publico ya no reia , ni hablaba, la música recuperò el protagonismo .En los ultimos acordes parecia que el teatro estaba vacio, ni un sonido , solo acordes y el viaje imaginario de todos de la mano de la mùsica y de mi piano. El gato sigue conmigo, jugando con mis zapatos y ronroneando al compas de los agudos .

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Siento el canto de la sirenas que dicen...