viernes, 9 de abril de 2010

Montes de Ombues


Hace un año conocimos Montes de Ombues.Un lugar diferente y didáctico en el departamento de Rocha, que en esa oportunidad, contaba con el condimento adicional de acampar por una noche.
La tripulación estaba compuesta por mis hijas, mi prima con su esposo , sus hijos y por supuesto , yo. José Luis - mi marido - tenia que trabajar , perdiéndose de disfrutar unos dias inolvidables.
Luego de pasar por La Paloma y algunos otros lugares, llegamos al arroyo de Valizas para dejar el auto, y subirnos a una balsa techada que nos llevaria al mencionado lugar.
Tanto para mi, como para mis niñas era nuestro primer viaje sobre el mar. Ni barco, ni lancha , ni cáscara de nuez, como en este caso.
Para comenzar con mis crisis miedísticas, les hice poner a mis hijas los chalecos salvavidas , además de los 35 grados de calor que ya venian soportando hacía rato. Del malhumor de esas niñas ,mejor ni hablamos. Sin dudas que yo también me puse el mío y además me aferré a uno de los barrotes todo el viaje. Mis sobrinos acostumbrados a este tipo de aventuras y a tener padres mas normales, caminaban por la balsa de una punta a la otra disfrutando y divertidos , mientras que a mi se me aflojaban las piernas . El espectáculo del viaje , para cualquier mortal , era estupendo. En la zona hay alrededor de 100 especies avícolas . Varias de ellas estan volando cerca tuyo ,dando saltitos sobre la arena, o paradas sobre las piedras. Luego de pasar la primer prueba de este triatlón, llegamos al destino, donde te bajas en una sencillo parador y desde allí parte la primer recorrida a uno de los Montes de Ombues. Esos árboles majestuosos de mas de 500 años , te recibian felices permitiéndote tocarlos, subirte en sus ramas y en ocasiones hasta meterte dentro de ellos. Porque sus formas son tan inverosímiles que en algunos se forman cuevas, donde los niños se esconden jugando. El recorrido es fabuloso , estás esperando que en cualquier momento aparezca el conejo del Alicia en país de las Maravillas ,o que pase volando alguna brujita de la zona.
Después de aproximadamente una hora, te subís a una canoa, para cruzar el arroyo y ver el otro Monte de Ombues, la diferencia con el anterior , es que éste no está contaminado por el hombre , solo es modificado por la naturaleza . En la entrada, nos recibió un guarda bosques que salió de los cuentos de Hanna & Barbera. Vestido de marrón, gorrita de vicera y botas negras hasta las rodillas. Con su barba negra y larga apareció de la nada, aunque para nosotros se desdobló de un árbol. Tenia una mala onda fatal, estaba tan compenetrado en su papel de no dejarnos interferir con lo que íbamos a conocer,que en ocasiones ni nos permitia hablar para no asustar a los pájaros. Teniamos que caminar por un sendero donde solo pasaba una persona, saltar los troncos caídos,esquivar los lagartitos que andaban en la vuelta, no molestar a las aves, y ni te cuento si se te ocurría tocar una hoja . Para colmo de males, en la excursión había un típico sabelotodo que lo enloquecía con preguntas y comentarios, y eso lo ponía mas irritable .Terminó el estricto recorrido y los nenes quedaron encantados con este personaje. Nos vendieron no se que chucherias , y el guarda bosques volvió a desaparecer, otra vez sin dejar rastros.
En dos tandas cruzamos el arroyo nuevamente y fuimos al parador. El resto de la gente esperaba la balsa que los llevaba hacia la ruta.
En cambio nosotros, como éramos una especie de huéspedes, nos hicieron la merienda con alfajorcitos de maicena , que eran una verdadera delicia. Antes que llegara la noche , fuimos a armar las carpas , en el único lugar que estaba despejado. Había solo un inconveniente, y era que compartiamos el predio con la carpa de un funcionario de mantenimiento .Pero que se suponía no iría esa noche a dormir, así que armamos nuestras dos carpas pegadas a la de este buen señor.
Dejamos todo pronto, hicimos funcionar la linterna y nos dedicamos a disfrutar de la noche. Fue la mas linda y luminosa que vi en mi vida, parecía que habían puesto mas estrellas que de costumbre. Tampoco lograbas ver donde terminaba el cielo, ni donde empezaba el mar.Los nenes contaban las estrellas fugaces que veían caer. Yo quedé esperando ver un ovni, pero se vé que andaban de vacaciones en otra galaxia.
En el bosque no había ni agua, ni luz, por lo tanto cenamos empanadas a la luz de un farol, en la misma mesa que los caceros y los cuidadores del lugar.
Cansados ya de tantas vueltas , nos fuimos a acostar.
Ya todos en sus carpas, tratábamos de conciliar el sueño,cosa que era bastante difícil.
Despúes de acostumbrarno a los cantos de los pájaros, y de varios animales que no supimos reconocer, entramos en un sueño liviano intentando transformarlo en profundo. En medio de ese transe, sentimos el motor de un nuevo barco. A Montes de Ombues, solo accedes por mar,y si tenes que irte de apuro por tierra, estimo que debes de atravesar varios kilómetros quien sabe por donde , para salir a una carretera.
No sabíamos que vendría otro barco , y era mas de medianoche. Tanto mi prima como yo nos despertamos alertas, sin que lo notara el resto. Diez minutos mas tarde unas sombras pasaron por nuestras carpas y sentimos que una persona abría el cierre de la carpa vacia, sin emitir ni un sonido . No nos animábamos a hablarnos ni a salir. Así que nos mandamos mensajes por teléfono para saber que ambas estábamos preparadas para defendernos si era necesario. Entre mensaje y mensaje siento un perro que se acuesta sobre mi lado en la carpa. Durante horas se pasó rascando y lamiendo, practicamente en mi espalda. El silencio seguía y teníamos miedo que vinieran de forma sorpresiva con una motosierra ( como en las películas de terror ) y cortaran las carpas y a nosotros en pedazos que luego tirarían al arroyo. Total ahí quien se iba a enterar ? .El guarda bosque seguro que no , él dormía dentro de un Ombú. Pero mientras penábamos por nuestra desgarradora muerte,un coro de ronquidos nos cortó la inspiración. EL volumen del sonido fue aumentando tanto, que despertó a todos. Gritamos , chiflamos, tosíamos , hechábamos al perro,.. y nada, hasta pensamos en despertar al cuidador , para que hiciera callar a ese hombre . Recién despiertos y con frío, les vino a todos ganas de ir al baño , que por supuesto no había. Así que con linterna en mano, fuimos a buscar un lugar en el monte que funcionara como tal.
Creo que a las 5 de la mañana , el cansancio venció al sueño y dormimos un par de horas , sin el sentimiento de creer que seria nuestra última noche .
Al día siguiente,luego de levantarnos y lavarnos la cara con el agua del arroyo, desayunamos nuevamente con los exquisitos alfajorcitos . Aprontamos nuestras cosas y esperamos la balsa que nos llevaría otra vez a la civilización. No sin antes intentar andar en canoa, caminar por la parte mas llana del arroyo , tirarnos al sol y ver como mi sobrina trataba de jugar con una gallina.
De vuelta en la balsa , nos pusimos los chalecos salvavidas, con otros 35 grados de calor y el mismo malhumor de mis hijas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Siento el canto de la sirenas que dicen...