lunes, 4 de octubre de 2010

Café con amor



Aquellos girones de frazadas no nos cubrían los pies.
Ladrillos, rocas de hielo. Sin fuego.
La lluvia goteaba por los palos del techo y hacía charcos.

Un invierno sordo que no escuchó a mis padres.
Nos acostaban juntos para atrapar el calor.
Sus abrazos nos llevaban de paseo hasta la luna. Hasta el sol.

«Mañana, Día del Niño», decía la tele.
Tiritando, igual soñábamos con regalos:
con pelotas
muñecas
medias
abrigo
soñábamos hasta con veranos.

Llegó el sol
y con él un delicioso ruido a tazas:
café calentado a primus.
Y muchos panes con manteca para mojar.

Ese regalo
el más dulce del planeta
recorría mi garganta y me abrazaba el cuerpo.
La leche tenia sabor marrón.

Feliz día, nos sonrió mamá.
En el cajón la vi guardar
tres sobres del polvo mágico para cada uno.

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Siento el canto de la sirenas que dicen...